¿CÓMO ESTÁS VIVIENDO TU PATERNIDAD EN TIEMPOS DE COVID-19?

En este vídeo que compartimos contigo, nuestro aliado, Marc Grau Grau, Investigador en el Programa de mujeres y políticas públicas de la Escuela Kennedy de Harvard y experto en temas de paternidad, nos invita a que repensemos nuestro vivir ante esta contingencia global, no solamente de forma colectiva, sino también de forma íntima; a reencontrarnos con nosotros mismos y con las personas más queridas, y a pensar en aquello que nos hace humanos. Muy concretamente nos habla de la paternidad, de su importancia y de las 3 dimensiones que puede tener.

Deseamos que su mensaje nos permita, a hombres y a mujeres, ampliar la mirada de la paternidad, reflexionar en torno a cómo se está viviendo y si es necesario replantearla para una mejor.

¿NUESTRAS RELACIONES DE CASA AFECTAN EN EL TRABAJO?

El estudio TELETRABAJO EN TIEMPOS DE COVID en el que hemos colaborado recientemente, sigue arrojando datos significativos para quienes dirigen empresas y/o equipos de trabajo en estas circunstancias adversas. Te compartimos…

En palabras de Mireia Las Heras, directora del International Center for Work and Family del IESE Business School, solemos pensar que “lo que sucede en casa se queda en casa”. Pero no es así, trasladamos las cosas de casa al trabajo y viceversa, y más en estos días, en los que la vida personal y laboral no son independientes y muchos de nosotros estamos trabajando en remoto, compartiendo el hogar con nuestra esposa-o/pareja, hijos, y a veces, incluso con familia extendida. 

De aquí que, un elemento clave durante esta situación ha sido la relación de calidad, el cariño y el entendimiento con la persona con quien compartimos la vida. Los que tienen una situación de mayor cercanía y apoyo mutuo, han tenido una mejor experiencia del trabajo remoto.

El estudio arroja que, la calidad de las relaciones tanto dentro como fuera del trabajo son MUY SIGNIFICATIVAS para realizar el trabajo de manera eficiente y efectiva.

Estudio dirigido por:

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Con la colaboración de:

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APRENDIZAJES GENERALES SOBRE EL ESTUDIO DE TELETRABAJO

Recientemente hemos colaborado en el estudio TELETRABAJO EN TIEMPOS DE COVID, dirigido Mireia Las Heras, directora del International Center for Work and Family del IESE Business School,en colaboración con el Centro Trabajo y Familia del ESE Business School y con el Centro de Investigaciones de Humanismo y Empresa.

Antes que todo queremos aprovechar para dar las gracias a todas aquellas personas que pudieron colaborar.

El estudio ha ido arrojando datos significativos para quienes dirigen empresas y/o equipos de trabajo en estas circunstancias adversas. Estaremos compartiendo contigo la información conforme vaya surgiendo, deseando te sea útil para una mejor gestión de las personas dentro de tu empresa.

Hoy presentamos algunos aprendizajes generales de éste y otro estudio realizado semanas antes, con un total de más de ocho mil respuestas, realizados en estos días de pandemia. 

  1. Entre el 85% y el 90% de las personas desean trabajar en remoto una vez comencemos lo que se ha venido a llamar la situación de “nueva normalidad”, y ese porcentaje de personas desearían trabajar uno o dos días desde un lugar alternativo a la oficina/despacho, su hogar en la mayoría de los casos.
  2. Hemos aprendido que los que más han sufrido en esta situación de trabajo en remoto han sido:
    • Los que tienen una alta dependencia financiera de su empleo.
    • Los que han tenido que atender a dependientes en el hogar, en este caso las mujeres, siendo ellas las que mayoritariamente han tendido que atender más frentes: cuidado del hogar, hijos, comida, escuelas, etc.
    • Los que tienen posiciones de liderazgo/dirección en las empresas, porque de sus decisiones dependen otros y sienten la responsabilidad de favorecer su trabajo y la continuidad del empleo.
  3. Hemos aprendido que la gente no trabaja porque su jefe esté ahí, o porque haya fichado en una máquina. Sino que, hemos visto niveles de compromiso, jornadas laborales, aportaciones incluso mayores de las que muchas personas dicen realizar cuando están presencialmente en los lugares desde los que habitualmente trabajan en sus empresas.
  4. Hemos aprendido que muchas personas están dispuestas a ayudar a otros, incluso a riesgo de su vida:
    • Personas en supermercados que se han ofrecido voluntarias a coger los turnos de otros.
    • Enfermeras que no estaban en ejercicio de su profesión y que han trabajado largas horas como voluntarias.
    • Médicos retirados y aun en periodo de formación, ayudando en servicios adecuados a sus posibilidades.
    • Cuidadoras en residencias de ancianos doblando turnos

Estudio dirigido por:

Con la colaboración de:

DESIGUALDADES Y ESPERANZA

Autor: Marc Grau-Grau1

En un primer momento, la irrupción de la Covid-19 fue etiquetada de Gran Igualador. El virus no discrimina entre ricos y pobres. El discurso era bastante compartido: todos estamos expuestos, todos somos vulnerables, todos debemos estar confinados. Por lo tanto, no podemos pasear, no podemos ir a la escuela o la universidad, no podemos viajar, ni ir a los restaurantes, sean caros o económicos. La Covid-19 nos iguala a todos, como el semáforo rojo, que iguala, temporalmente, el coche pequeño y el grande.

Han hecho falta pocas semanas para ver que esta afirmación ha resultado terriblemente falsa. La primera lección ha sido, ciertamente, que todos somos vulnerables. La segunda lección ha sido que entre los más vulnerables su vulnerabilidad crecía aún más. Diferentes ejemplos en tres grandes ámbitos (salud, educación y trabajo) pueden ayudar a ilustrar la segunda lección.

SALUD. Entre las más de 300.000 personas que nos han dejado a causa del virus, hay personas ciertamente de toda condición social, económica y cultural. Un análisis más preciso ya nos indica que el impacto en los más vulnerables ha sido mucho más contundente. En Estados Unidos, el índice de mortalidad en los condados mayoritariamente de población afroamericana es seis veces mayor que en los condados predominantemente blancos. Los efectos indirectos en la mortalidad también serán devastadores para los más vulnerables. Un estudio reciente publicado en Lancet prevé la muerte adicional de entre 253.500 y 1.157.000 niños menores de 5 años en 118 países debido a la reducción de cobertura sanitaria y el acceso a la comida. Son palabras mayores.

EDUCACIÓN. El 60% de los niños y niñas de primaria del mundo no están recibiendo, debido al cierre físico de las escuelas y de la falta de acceso a internet, ningún tipo de educación. Nunca, hasta ahora, la brecha digital había causado una brecha educativa. En México, por ejemplo, el 56.4% de los hogares tienen acceso a internet. Sin embargo, en las zonas rurales, el 52.3% de la población no tienen acceso a internet. Lo que supone que a los más vulnerables les resulta mucho más complicado que la educación, al menos la escolarizada, entre en casa. A pesar de tener internet, el dispositivo usado por donde nos llegan las propuestas educativas es importante. No es lo mismo usar una computadora, una tableta o un celular. Y la falta de acceso a una computadora es mayor en el caso de las familias más vulnerables, solamente 16.4% de estos hogares cuentan con computadora.

TRABAJO REMUNERADO. Ciertamente, muchos empleos se han podido mantener de forma remota. Muchos otros no. De nuevo, la vulnerabilidad juega un papel. Un nuevo informe revela que los empleos con más riesgo son precisamente los peor pagados y que están desproporcionalmente desarrollados por jóvenes, recién llegados y personas con un bajo nivel de educación. Es interesante observar el caso de organizaciones concretas, y ver cómo los perfiles mejor remunerados, han podido continuar teletrabajando, mientras perfiles más vulnerables no han tenido la misma suerte.

Sin embargo, a pesar de concluir que la Covid-19 lejos de ser un gran igualador, intensifica las diferencias, es importante no caer en el catastrofismo. Hay al menos dos grandes vías esenciales, la institucional y la personal. La vía institucional consiste en que los organismos pertinentes sean conscientes del efecto desigualador del virus y pongan en funcionamiento las medidas necesarias. Las Naciones Unidas proponen cerrar la brecha digital, proteger los servicios sanitarios, mejorar la protección social y promover la paz, la buena gobernanza y la confianza. La vía personal nos interpela a todos. Es mantener la esperanza. Como el filósofo Ernst Bloch señala, podemos distinguir entre esperanza objetiva, el contenido de lo que esperamos, una nueva normalidad más sana para toda la humanidad, y la esperanza subjetiva, eso es la esperanza con que se espera, es el cómo. La esperanza esperando. Es como esperamos el contenido de la esperanza objetiva. Es nuestra actitud. Es nuestra mirada. Son nuestras palabras de ánimo. Son nuestras manos en movimiento. Es necesario que todos pongamos de nuestra parte para suavizar la situación.

1Marc Grau-Grau es Investigador en el Programa de mujeres y políticas públicas de la Escuela Kennedy de Harvard y experto en temas de paternidad.